En 2003
mi abuela me dijo por primera vez que debía cambiar de vida. Lo intenté. Dejé
el Sunlight Cafe y comencé
a dar clases de inglés a chicos hispanos en una asociación local de apoyo a
inmigrantes. Eso era por las mañanas. Por las tardes trabajaba en una tienda de
cosmética natural que está en Roosevelt. También
alquilé una casa en Ravenna, para estar cerca de mi abuela.
Dos
años después la asociación se quedó sin fondos y canceló las clases. Como
necesitaba otro trabajo hablé con Jake, que entonces trabajaba en un bufete de
abogados. Él me puso en contacto con uno de sus clientes. Tenía una agencia
inmobiliaria. Llegamos a un acuerdo y me convertí en vendedora de casas. A
tiempo completo.
Durante
aquellos años casi no hice fotos de casas. Las veía todos los días en los
anuncios de la oficina.
Viernes,
27 de marzo de 2015